Colonias de lento crecimiento, 40-70 mm de diámetro en 9 a 14 días a 28°C en agar papa dextrosa (PDA), radiadas, aterciopeladas con pigmentación que va de verde oscuro a verde olivo en el anverso. Una de ellas presentó secreciones similares a gotas de agua al centro de la colonia (especie 2). El reverso negro a verdoso con un halo blanco muy marcado (5).
Micelio septado y oscuro. Conidióforos ramificados, largos y tabicados en una de las especies (Fig. 2) y, en otra, cortos no tabicados, con la formación de blastoconidios catenulados (Fig. 3), bicelulares los más maduros (cercanos al conidióforo) y unicelulares los del ápice. Se observaron cicatrices en los conidióforos en donde se desprendieron los conidios (5).
Las especies de este género presentan distribución cosmopolita y se encuentran en todo tipo de plantas y diversos desechos, son aislados con frecuencia del suelo, alimentos, pinturas, textiles, así como invasores secundarios en lesiones foliares causadas por hongos fitopatógenos. Sus conidios son el componente fúngico más común aislado del aire, esto debido a que están formados en cadenas ramificadas adaptadas para propagarse en grandes cantidades a largas distancias.
Son endófitos comunes y del filoplano y, algunas especies tienen relevancia médica en laboratorios clínicos ya que causan micosis pulmonares alérgicas. Otros se presentan como fitopatógenas o como hiperparásitos sobre otros hongos. Al ser cosmopolitas son considerados agentes de descomposición, deterioro o causantes de alergias o enfermedades en plantas o animales (1).
Al ser un género de alto impacto ambiental es de gran interés para los investigadores, algunos actúan en la degradación de ácidos húmicos y actividad catabólica despolimerizante, degradación de plásticos como PET y poliuretano. Trabajan en el mejoramiento en la tasa de germinación de semillas, así como secreción de moléculas de señalización para reprogramar la señalización de hormonas vegetales (3-5).